Escalar un negocio NO siempre vale la pena

una joyera admirando sus creaciones

Sé que has llegado hasta aquí queriendo escalar un negocio, y realmente todo el mundo habla de ello (hasta parece que esté de moda) pero… ¿realmente vale la pena? Yo tengo la fuerte convicción de que podrías estar equivocándote en la mayoría de casos, y en este artículo te explicaré por qué, y cuándo es realmente aconsejable escalar y cómo.

¿Qué significa realmente escalar un negocio?

Escalar un negocio parece la frase de moda. La escuchas y te imaginas tu proyecto creciendo como la espuma, abriendo más y más puertas, viendo aumentar tus ingresos mientras delegas trabajo. Pero, ¿qué significa escalar en realidad?

Pues, básicamente, es hacer que tu negocio crezca sin que tengas que estar atado a cada paso del proceso.

Imagínate que vendes joyas artesanales hechas con materiales ecológicos. A pequeña escala, las haces tú mismo en tu taller, cada pieza es única, y las empaquetas con dedicación, incluyendo una nota personalizada para cada cliente.

Para escalar el negocio, tendrías que pensar en cómo producir esas mismas joyas, pero en grandes cantidades. Aquí es donde empiezas a externalizar parte del trabajo, contratar a más gente, y de repente… ya no eres esa persona que crea cada pieza con sus propias manos, y te conviertes en alguien que coordina un sistema para producir en masa algo que, antes, era muy personal.

Escalar significa encontrar la manera de hacer lo mismo que haces, pero a lo grande. Y cuidado, porque no siempre se siente igual… y podría cargarse la gracia de tu trabajo.

¿Por qué NO escalar un negocio?

Piensa por un momento: ¿cuáles fueron tus motivos para empezar a emprender? Puede que fuera la libertad de hacer algo que te apasiona, la ilusión de aportar algo bueno al mundo, de sentir que tu trabajo tiene un impacto real, que marca la diferencia.

Cuando decides escalar, te enfrentas a nuevos desafíos, responsabilidades y tareas que, muchas veces, pueden alejarte del motivo inicial por el que comenzaste.

¿Por qué escalarías? Si fuera SOLO por ganar más dinero (algo que no te recomiendo), ¿has pensado en los sueldos que vas a tener que pagar?, ¿realmente ganarás más?

Escalar tu negocio te puede complicar la vida de manera innecesaria. El libro Company Of One, de Paul Jarvis, lo explica perfectamente. Jarvis habla de cómo, a veces, la solución más sencilla y efectiva es seguir teniendo una empresa pequeña.

Ojo, no porque tengas miedo al crecimiento, sino porque ese pequeño negocio ya cumple con lo que tú quieres lograr. Esto es algo que te cuento con más profundidad en mi artículo sobre la psicología del dinero. No es conformismo, es ser inteligente y quedarte con la versión de tu negocio que más te va a aportar tanto en lo personal como en lo económico.

¿Por qué insisto tanto en esto?, pues porque un negocio más grande puede requerir más horas, más personal, más dinero… y, en muchos casos, más dolores de cabeza.

¿Te acuerdas de ese ejemplo de las joyas artesanales? Cuando empezaste, lo hiciste porque querías transmitir tu amor por la naturaleza y ofrecer una alternativa sostenible.

Pero al escalar, podrías terminar enterrado en burocracia, reuniones con distribuidores, gestión de inventario, personal, franquicias… Y eso, para muchos, no es el tipo de trabajo soñado. Ya no haces tantas joyas como antes, ya no disfrutas del proceso…

Así, el crecimiento, el escalar por escalar, puede acabar por robarte la esencia. No dejes que esa inercia te absorba.

Antes de decidir escalar, es importante hacerte algunas preguntas:

  • ¿Quieres gestionar a un equipo grande de personas?
  • ¿Te interesa resolver problemas operativos, gestionar logística y todo lo que conlleva llevar una empresa con gente?
  • ¿Cómo lidiarás con eso de ver menos a tu familia y tener menos tiempo?

Muchas veces, el impulso de crecer viene más de una presión externa que de una necesidad interna. Es normal. Te bombardean con la idea de que más grande siempre es mejor, pero… ¿para quién?

Escalar ≠ más libertad

Uno de los grandes mitos es que escalar tu negocio te va a dar libertad. La verdad es que escalar un negocio puede encadenarte más a él, al menos durante mucho tiempo.

Si antes eras un «solopreneur» manejando tu negocio con flexibilidad, ahora puedes encontrarte dirigiendo una empresa con varios empleados, donde todo el mundo necesita una parte de tu tiempo. Y, a veces, esa parte se convierte en algo que ya no controlas.

Tener un negocio pequeño también tiene sus ventajas: eres más rápido, más ágil, puedes adaptarte a cambios en el mercado y el único «cuello de botella», el único que puede limitar el avance de producción de tu empresa, eres tú mismo. Tú marcas el ritmo.

Es posible que al escalar tengas más ingresos, sí, pero, ¿qué ocurre con el estrés añadido de ser responsable de otras personas? Las nóminas, las expectativas, la coordinación…

Escalar implica convertirte en otra versión de ti mismo, una que no tiene por qué gustarte. A lo mejor tú eras feliz con tus jabones, tus joyas, tus proyectos en pequeño, y esa «pequeñez» no tiene nada de malo. Ni, perdona que te diga, tampoco tiene nada de «pequeño», porque puedes estar haciendo algo grande, y puedes participar en grandes proyectos, sin dejar tu sueño de lado, pero de manera externa.

Para algo están las asociaciones, ONG, fundaciones y demás, ¿no crees?

A veces, ser pequeño significa ser más libre. Significa tener el control, poder trabajar a tu manera, sin presión de crecimiento. Significa poder decir «basta» cuando quieras, porque eres tú quien tiene las riendas del negocio, y no es el negocio el que decide por ti.

Si vas a escalar un negocio, al menos hazlo por las razones correctas.

¿Cuándo sí tiene sentido escalar un negocio?

No siempre va a ser mala idea escalar, claro. Tampoco hay que demonizarlo. Hay momentos y situaciones donde realmente tiene sentido dar el salto.

¿Cuáles son esas situaciones? Si tu propósito es tener un impacto más grande y puedes hacerlo sin sacrificar tus valores, entonces puede ser un buen momento.

Imagina que has creado una tecnología que podría mejorar la calidad de vida de millones de personas. En ese caso, limitarte sería casi egoísta, ¿no crees?

Escalar puede tener sentido cuando crees que ya has alcanzado el máximo de lo que puedes hacer a pequeña escala y quieres llegar a más gente.

Siguiendo el ejemplo de las joyas, imagínate que sientes ya han alcanzado el máximo de lo que puedes hacer a pequeña escala, crees que tus joyas se podrían crear de manera más masiva, y si al escalar puedes emplear a más artesanos que compartan tu visión y generar un impacto positivo en tu comunidad, entonces también tiene sentido.

El punto clave es saber si escalar es lo que te acerca al objetivo que quieres lograr. Es necesario que te preguntes si estás dispuesto a cambiar parte de lo que eres por ese crecimiento porque, a menudo, el precio de escalar es que cambias tu negocio, y con ello también tu estilo de vida.

Si decides escalar, tiene que ser porque eso se alinea con tus metas personales. Debe ser porque quieres llevar tu proyecto a otro nivel sin perderte en el proceso. Es decir, que puedas hacerlo sin comprometer la razón por la que empezaste a emprender.

El crecimiento orgánico y el equilibrio

Ahora, no quiero que te lleves la idea de que crecer siempre es malo. Se puede crecer, claro que sí. Pero yo soy más partidario del crecimiento orgánico, ese que surge de manera natural porque tú creces y cambias también, ya que lo que haces tiene sentido y atrae a más personas.

No te esfuerzas por escalar, deja que el mismo negocio te lleve a ello, si es que realmente llegas a ese punto (que no tiene por qué ser así, y no es mala señal, no eres menos que un negocio masivo, eres TÚ y punto).

Si decides crecer (qué mal suena, pero se dice así), que sea porque tu negocio lo pide, porque la gente está entusiasmada y la demanda te supera.

No porque creas que es lo que deberías hacer para «tener éxito». Además, recuerda que puedes buscar un equilibrio: no siempre hay que crecer hasta niveles incontrolables. Puedes aumentar el impacto manteniéndote en un tamaño que te permita seguir disfrutando de lo que haces.

Puedes ampliar tu equipo de artesanos en tu joyería, y pasar de ser solo tú a ser dos, tres o cinco artesanos. Así, estarías «escalando», pero de una manera controlada y sin romper tanto con tu actual modelo de negocio.

La clave de todo lo que te digo aquí es que escalar no debe ser una meta en sí misma. Escalar tiene que ser un medio para algo, algo que de verdad resuene contigo. Si no es así, no te metas en ese bucle. La verdadera medida del éxito es poder vivir la vida que deseas, haciendo lo que amas, de la manera en la que más feliz te sientas.

¿Cómo escalar un negocio?

Si decides que escalar es lo mejor para tu proyecto, hagámoslo de la mejor manera posible.

Aquí van las principales claves para hacerlo bien, siguiendo con el ejemplo:

1. Evalúa tu sistema actual

Evalúa tu sistema: necesitas procesos repetibles y estructurados. Si cada pieza depende solo de ti, escalar será complicado. Analiza:

  • Tiempos de producción: ¿Cuánto tardas en crear una pieza?
  • Márgenes de beneficio: ¿Estás generando suficiente ganancia por cada joya?
  • Tareas para automatizar o delegar: ¿Hay partes del proceso que podrías delegar, como empaquetado o envío?

2. Contrata y capacita a tu equipo

Para escalar, necesitas el equipo adecuado. Contrata personas que puedan ayudarte en áreas como la producción o el empaquetado. Capacítalos para que puedan trabajar de manera autónoma, mientras tú te enfocas en el diseño y la dirección del negocio. Delegar es clave para crecer sin perder la calidad artesanal.

3. Haz de la tecnología tu aliada

La tecnología puede ayudarte a automatizar partes del negocio que no afectan la creatividad, como la gestión de pedidos y el marketing. Usa software para reducir la carga manual en la gestión de inventario o para programar publicaciones en redes sociales y así ahorrar tiempo.

4. Define objetivos claros

Define objetivos específicos: ¿Cuánto quieres crecer? ¿Cuántas piezas quieres vender? Usa objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, realistas y con plazo definido) para mantener un enfoque claro mientras escalas.

5. Prioriza la satisfacción del cliente

La satisfacción del cliente debe ser prioridad, sobre todo cuando tu negocio crece. Mantén el toque personal en cada pedido, aunque escales. Incluye notas personalizadas, usa programas de fidelización y escucha siempre el feedback de tus clientes. Así, seguirán sintiendo la conexión con el artesano detrás de cada joya.

6. Mantén un equilibrio financiero

Escalar implica invertir, ya sea en materiales, equipo o personal. Asegúrate de que tus finanzas soportan el crecimiento. Lleva un control riguroso de ingresos y gastos para que la inversión no se convierta en una carga.

7. Busca alianzas estratégicas

Crear alianzas puede facilitar el proceso de escalado. Colabora con tiendas locales que quieran vender tus joyas o con otros artesanos para llegar a más clientes. Estas alianzas te ayudarán a crecer más rápido y reducir riesgos.

8. No olvides el equilibrio personal

Escalar puede ser agotador, especialmente cuando te encanta crear con tus propias manos. Cuida de ti mismo y no dejes que el trabajo te quite todo tu tiempo. Mantén el equilibrio entre tu pasión por crear y la gestión del negocio. Si escalar se convierte en una carga, replantea cómo lo estás haciendo.

Entonces, ¿vale la pena escalar un negocio? Esa es una pregunta que solo tú puedes responder, pero la respuesta debe basarse en tus deseos, tus valores y lo que consideras importante para tu vida. No en lo que la gente te diga, sino en lo que tú quieres para ti.

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